jueves, 11 de marzo de 2010

tensión y rabia en Atenas hoy jueves 11 de marzo


Atenas.- Grecia se encuentra paralizada por una huelga general, la segunda en tan sólo seis días.
Desde la medianoche no aterrizan ni despegan aviones en el país, los trenes están parados, los barcos que comunican las islas permanecen anclados. No funcionan los autobuses públicos ni el metro.Están cerrados los colegios, los hospitales, las oficinas públicas, los bancos, aunque, eso sí, la mayoría de las tiendas permanecen abiertas porque la situación es tan dramática que los dueños no pueden permitirse el lujo de de dejar de ingresar. Las televisiones emiten sobre todo programas enlatados y en las calles se amonta la basura de ayer. "Y no pararemos hasta que el Gobierno atienda nuestras reivindicaciones", promete Stathis Anestis, portavoz del sindicato GSEE.
"El Gobierno está utilizando la crisis como excusa para golpear a los trabajadores. La crisis no es culpa nuestra, nosotros hemos pagado religiosamente nuestros impuestos. Que vayan a decirle a los banqueros que todo el dinero que han ganado con la crisis lo dediquen ahora a salvar Grecia", afirma Niko Voordoumbas, un joven de 34 años que hasta hace poco trabajaba en una sucursal bancaria.


Por ahora la situación está tranquila, pero no se descarta que, tal y como ocurrió el pasado viernes, se registren incidentes violentos. Sobre todo, dada la tensión que invade el país y la rabia con la que la mayoría de los griegos han acogido la batería de recortes con los que el Ejecutivo de Papandreou, en el poder desde hace sólo cinco meses, trata de contener el bestial déficit público, que ha alcanzado el 12,7%, cuatro veces el máximo permitido por Bruselas.

Para tratar de tapar ese enorme agujero en las cuentas públicas y evitar la bancarrota del país, el Gobierno aprobó la semana pasada suprimir las dos pagas extraordinarias que hasta ahora recibían los funcionarios, congelar las pensiones, aumentar en ocho céntimos el precio del litro de gasolina, subir el IVA del 20% al 21%, incrementar las tasas que gravan los artículos de lujo y aumentar en un 1% los impuestos por los ingresos obtenidos el años pasado. Y, además, ya anunciado su intención de retrasar la edad de jubilación de los actuales 61 años a los 63.

Los sindicatos y los trabajadores han reaccionado con cólera ante esas medidas. "Otra vez pagamos a pagar nosotros", es el elocuente lema, que resume a la perfección en el sentimiento generalizado, con el que arrancará otra manifestación en el centro de Atenas.

"No podemos consentir que pisoteen nuestros derechos. Así que estaremos en guerra hasta que nuestras peticiones sean escuchadas y nuestro derechos respetados", afirma Alexis Diamantopoulus, cocinero de un hospital.

Fuente: Diario El Mundo

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