domingo, 24 de abril de 2011

DIEZ AÑOS SIN ALBERTO GIORDANO

Así ha titulado el amigo Rafael-José Díaz estas palabras a nuestro amigo y maestro común. Selecciono un fragmento:
Fustigabas con más virulencia el engreimiento que la mediocridad, salvo que, como solías recordar, ambas propiedades solían darse conjuntamente en algunos de los profesores de las facultades de letras de nuestra universidad. No tuviste reparo en ser uno más de los jóvenes que, en una furgoneta casi destartalada, acudíamos a visitar a nuestros amigos de Icod para almorzar mientras tramábamos alguno de los números de la revista Paradiso. Una foto (que temo haber perdido) da testimonio de uno de esos almuerzos. Se te veía joven en ella (nosotros éramos casi unos niños). No sé qué más decir. Sé que acaba de publicarse una obra tuya, Five, una novela en la que estuviste trabajando durante tus años de Tenerife y que tu muerte te impidió revisar. Estoy seguro de que cuando la lea volverás a estar vivo de algún modo. Cada vez que alguna de las personas que te conoció ha compartido conmigo una anécdota tuya, un recuerdo, una imagen, he sentido el alborozo de un reencuentro. Es como si, a pesar de lo mucho que se nos empobreció la vida después de tu muerte, tu unánime presencia en el recuerdo de todos los que te conocieron fuera la garantía de que aún sigues estando con nosotros, de que aún, como decía Camilo Pessanha en unos versos que amabas, “só, incessante, um son de flauta chora”.

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El homenaje a Alberto Giordano está aquí

1 comentario:

Anónimo dijo...

Emocionantes tanto los textos como los comentarios del artículo aquí vinculado.
Yo no conocí a Alberto, pero gracias por compartir con nosotras los conocimientos y su sabiduría.